miércoles, 2 de septiembre de 2015

La biblioteca del Gran Nigromante: Los Señores Enanos de Leyenda

La biblioteca del Gran Nigromante: Los Señores Enanos de Leyenda: Hace poco que me he puesto a pintar enanos, y como bien me hizo notar The Dark Painter resulta que Josef Butterflanks tiene unas cuantas joyas en sus maletines. En concreto he tenido el placer de pintar a Lastro Lupintal y al Barón, quienes han resultado ser dos de los enanos de la caja Dwarf Lords of Legend que GW regalaba a los clientes que reunieran los suficientes puntos Skulz (uno por cada diez libras que salieran de tu bolsillo). Uno de los premios que sacaron hace exactamente treinta años consistía en una caja con ocho personajes enanos, los cuales paso a presentaros con su respectivo aunque escaso trasfondo.









El Rey Gorrin, acabó con la vida del pielverde Gorbald "el Ezpantozo" en la batalla de Drakkaz-Snor.







Rey Uther, que se comprometió a dar caza a cien Skavens cada siete días.







El Barón, que peleó contra el despreciable Conde Horlichs de Averland.







Angus, caído en el Paso de Klumti, aplastado bajo los cuerpos de sus enemigos abatidos.







Kimril Matagigantes, el primer matador que logró superar a los gigantes gemelos Tripatrueno y Panzatormenta.







Throbin Ojo-Muerto, que tenía un hacha pulida en sangre y una mirada que se decía, podía matar.







Lastro Lupintal, a quien una maldición de una bruja norscana le impelía a aullar cada luna llena.







Borax Hachasangrienta, que amasó una fortuna tal que hacían falta cinco bóvedas para guardarla.







Además de esto he encontrado también el trasfondo y un relato del Rey
Ulther y su unidad, la Compañía del Dragón, de modo que os dejo con el
relato sobre este "héroe".



Grito de Batalla: ¡Un dragón! ¡Un dragón!



Hazañas: el Rey Ulther, hijo de Ulfar de Karak-Ungor, fue puesto con
rapidez a asumir responsabilidades de mando, a pesar de las dudas
expresadas abiertamente por algunos de los criados de su padre. El éxito
más notable de la Compañía del Dragón fue su alzamiento en el asedio a
Karak-Gromni, cuando la mitad de los goblins que lo atacaban se pusieron
en fuga al oír el grito de batalla de la Compañía. Los historiadores
están divididos sobre si esto sucedió debido a la terrible reputación de
la Compañía del Dragón, o a que los goblins pensaran que un dragón de
verdad iba a venir.





El Rey Ulfar Martillopiedra de Karak-Ungor yacía moribundo. Parientes y
criados se amontonaban alrededor de su cama cuatro adornos en forma de
dragón, uno a cada esquina, mientras el rey masticaba sus barbas del
dolor.



-¿Dónde está mi hijo? - graznó el rey. - Dejad que entre - . Un
sirviente salió de la alcoba real y se apresuró en dirección a los
aposentos del príncipe. Tras unos minutos, el Príncipe Uther hijo de
Ulfar hizo su entrada en la cámara, silbando alegremente.



- Hola, padre, -  dijo. - De modo que... ¿todavía por aquí? -



- Vaya, qué bonito, -  jadeó el rey. "¿Qué tal si mostraras un poco de
lástima? - El príncipe se rascó la barba. "Por supuesto que voy a
echarte de menos y todo eso, - dijo, - pero es que voy a ser rey cuando
dejes caer el martillo. ¿Serán esto sentimientos encontrados? - El rey
levantó sus ojos hacia el techo. - Acércate, - resolló. - Hay algunas
cosas que debo contarte antes de morir. - El príncipe se acercó
esperanzado al dosel, al igual que el escriba de la corte, pluma en
mano.



- Hijo mío, - graznó el rey, - te entrego el mandato de Karak-Ungor, -
dijo cuando comenzó a resonar un incómodo murmullo entre los criados del
rey, - y te dejo mi hacha de guerra, junto con la espada con la hoja
grabada en forma de dragón... -



- ¿Y el martillo no? - interrumpió el Príncipe, un poco malhumorado.



- Contrólate o no obtendrás el hacha. -



- Perdón. -



- Eso está mejor. Con esta hacha te entrego también un deber. Hace años,
juré que no descansaría hasta erradicar la plaga del Caos de nuestra
pueblo, y que los Enanos del Caos dejasen de existir. Te paso ese
juramento. También te hago entrega de mi juramento de exterminar a los
Goblins y su asquerosa raza. Formarás una banda de guerra de entre la
flor y la nata de nuestra raza, y partirás hacia la destrucción de esos
dos enemigos. No descansarás hasta que hayas completado tu tarea, no
regresarás a Karak-Ungor, el cual será gobernado en tu ausencia por mi
Canciller, Grom el Sabio... -



El rey fue interrumpido en ese momento por el suspiro colectivo de sus
criados, algunos de los cuales comenzaron a estrecharse las manos de
manera abierta. Sus modales se calmaron ante la severa mirada del rey,
quien continuó con su discurso funerario mientras el escriba escribía
furiosamente. - Seréis llamados la Compañía del Dragón, - continuó. -
Toma por estandarte un poste tallado de dragón del lecho de muerte de tu
padre... -



¡¡¡CRRRAACK!!!



- ¡No ahora! - farfulló el rey, desde debajo del dosel caído de la cama. - Oh, ¿de qué sirve? - Y con eso, se murió.

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